Con la llegada de los meses más fríos, queremos estar calentitos en casa. Y nos pensamos dos veces antes de encender el aire acondicionado por si la factura de la luz nos viene muy elevada.
¿Hay que renunciar al confort? Lo cierto es que no, simplemente, debes tener en cuenta los siguientes consejo:
- Elige un equipo eficiente. La opción ideal será letra A y color verde. Evita los de letra G y color rojo.
- Realiza un correcto mantenimiento del aire acondicionado a través de un técnico profesional que te garantice el óptimo funcionamiento.
- Limpia los filtros, al menos, una vez al mes.
- Cierra todas las puertas y ventanas para que no se escape el aire caliente.
- En el “modo calor”, regula el aire acondicionado y mantén una temperatura entre 20° a 22° durante el día. Acuérdate de que con cada grado que aumentes, encarecerás un 7% tu recibo de luz.
- Orienta la dirección del aire, recuerda que el aire caliente tiende a subir. Esto significa que es importante que las aletas estén graduadas para que el aire se dirija hacia abajo.
- En las zonas de la casa donde aumenta la sensación de frío puede subir unos grados la temperatura. Por ejemplo, en el cuarto de baño para evitar resfriarte, puedes seleccionar una temperatura de 23°.
- Si tu aparato dispone de la función de “programar”, prográmalo una hora antes de que llegues a casa para que tu vivienda esté aclimatada cuando llegues. (Nunca más bajo de los 15° en modo calor).
- Coloca el deflector de aire hacia abajo. Así evitarás que el aire tienda a quedarse en la parte superior de la habitación.
- Al igual que en verano, selecciona el modo “sleep” por la noche, para regular la temperatura y evitar que el aire se quede encendido y consuma más de la cuenta. Una temperatura de entre 15° a 18° será lo ideal.